Hacía muchísimo que no acudía al oculista para revisar la vista, un gran fallo, ya que es conveniente coger cita con un médico especializado una vez al año o, si eres muy perezosa como yo, al menos cada dos años.

En mi caso, he dejado pasar más años de la cuenta… sí, lo sé… ¡No tengo excusa! Además, por motivos laborales, paso horas y horas delante del ordenador, eso me exige forzar mucho la vista y tendría que acudir a revisiones anuales.

El caso es que llevaba notando desde hace más meses que cada vez veía peor de lejos. Tenía diagnosticado -1,75 en cada ojo. Mi sorpresa al asistir a la revisión es que la miopía me ha incrementado. Ahora mismo tengo -2,25 en el ojo derecho e izquierdo.

He pensado muchas veces en operarme, no sé si alguna de vosotras os habéis operado, si es así me gustaría que me dejarais comentarios abajo comentándome qué tal os ha ido y vuestra experiencia. He de confesar que le tengo bastante pánico a las operaciones y, también, a esta operación de vista.

Lentes desechables y gafas graduadas, mi mejor opción para cuidar la vista

Además, tengo la gran suerte que me gustan mucho  las lentes graduadas. Así que de momento la operación de vista no es algo que entre en mis planes. Tengo varias gafas graduadas y voy combinándolas según mis looks. Aunque habitualmente uso gafas en la oficina, para ver la televisión y, sobre todo, para estar tecleando el ordenador. No suelo salir a tomar algo, eventos o comidas con gafas de ver. ¡Es una manía mía!

Cuando salgo a la calle me gusta utilizar lentillas, además me siento muy cómoda con el uso de lentillas desechables. Suelo comprar por Internet o en mi óptica de confianza packs de 90 lentes desechables, es decir, lentillas de día o, como se diría en lenguaje cotidiano, lentillas de usar y tirar.

Con las lentes mensuales no me acabo de acostumbrar, pasadas unas semanas se empiezan a resecar,  los ojos se enrojecen y tengo que estar utilizando continuamente gotas humectantes.